Confucio y los negocios en China (Parte III)
Raquel Latorre
Os dejamos el tercero de cinco artículos sobre la influencia de la herencia confuciana en los entornos de negociación chinos de hoy en día.
Parte III
Las Analectas, Mencio y el Neoconfucianismo
1. Confucio y su legado: Las Analectas
“La mitad de Las Analectas de Confucio es suficiente para gobernar el país entero”. Dicho popular que solían afirmar eruditos de la antigüedad. De las 512 secciones que completan ‘Las Analectas de Confucio’ si se puede reseñar un principio que destaque sobre otros; éste sería la capacidad del ser humano para ser recto y benevolente, sobre todo en el ámbito de sus relaciones con los demás. Pero, ¿cómo podía un hombre (Ren) saber lo que era correcto o no? ¿Dónde se establecían esos cánones morales? La respuesta a estas preguntas se encontraba en los rituales (Li). La estricta ejecución de los rituales sagrados ofrecía al hombre esa oportunidad de convertirse en un ser benevolente – Más información: Confucio y los negocios en China (Parte II) -. Para cumplir con disciplina estos rituales, primero el ser humano debía liberarse de deseos egoístas. Para Confucio, los rituales son la regulación de la conducta humana y tienen el poder de desarrollar los buenos modales externos de cada uno.
Las Analectas plasman todas las enseñanzas que Confucio transmitió a sus alumnos. Debates entre alumnos y profesor que se caracterizan porque, por primera vez en la historia, los alumnos pueden pertenecer a cualquier clase social. Ya que la doctrina confuciana no pretende sino desarrollar una filosofía moral práctica que pudiera regular la conducta humana.
El secreto del éxito de la doctrina confuciana sin duda fue la gran cantidad de discípulos directos y seguidores de Confucio que propagaron estas enseñanzas por todo el Estado de Lu. El contexto bélico en el que se gestó esta filosofía dio la posibilidad de aprender a aquellos que lo habían perdido todo durante las diferentes guerras. Según los registros históricos, Confucio agrupó a 72 discípulos directos y más de 3.000 seguidores, que tuvieron un gran peso en un estado, como el Estado de Lu, con menos de 10 millones de habitantes.
2. Mencio
“Tras la muerte de Confucio (479 a.n.e.) sus discípulos se dispersaron y continuaron el legado de su maestro de una corte señorial a otra. Los más importantes llegaron a ser ministros. (…) Durante esta época, los conflictos armados entre los Reinos Combatientes provocaron que decayera la corriente confuciana. Sólo en los estados de Qi y de Lu se perpetuó la tradición. Durante los reinados de los reyes Wei (357-320) y Xuan (319-301) de Qi, vivieron eruditos como Mencio y Xunzi, que seguían las enseñanzas del Maestro y fueron célebres entre sus contemporáneos por su saber”.
Hacia finales del S. IV a.n.e. el clima intelectual ha cambiado considerablemente desde los tiempos de Confucio, en los que las continuas guerras y la división de estados propiciaban un clima social de gran inestabilidad. La aparición de un gran número de diferentes escuelas de pensamiento que comenzaban a buscar el origen de sus propios cuestionamientos.
Con un lenguaje mucho más preciso y flexible, Mencio (380-289 a.n.e) tenía que medir sus fuerzas ante filósofos contemporáneos como Zhuangzhi (taoísmo), entre muchas otras escuelas de pensamiento. No es de extrañar que desde la aparición de Confucio hasta Mencio, es decir todo el periodo conocido como Primaveras y Otoños y la época de los Reinos Combatientes, se le haya denominado Periodo de las Cien Escuelas. Se trataba de una civilización clásica china con un desarrollo y creatividad cultural que nada tenían que envidiar a la Grecia Clásica, si bien, es preciso destacar la evolución que las diferentes corrientes de pensamiento siguieron hasta los siglos IV y III a.n.e., en los que la benevolencia confuciana y la virtud del ‘Ren’ se tildaban de anacronismos. Es en este contexto de pensamiento donde las ideas de Mencio eran catalogadas, por sus propios contemporáneos, de necio idealismo.
Sin embargo, Mencio, fiel a la metodología confuciana de “seguir insistiendo incluso sabiendo que es inútil”, continua en la tarea de seguir las enseñanzas del Maestro, completando y justificando sus premisas frente al cuestionamiento y objeciones de las demás corrientes. Así, completa y precisa mensajes de Confucio, recogidos en su obra el Mengzi o Libro de Mencio que recopila los retazos, diálogos y pensamientos sueltos de Confucio en una obra homogénea con un discurso más concreto cargado de gran valor filosófico.
2.1 La obra de Mencio
Sus explicaciones y nueva visión del concepto confuciano, adaptado a las exigencias de un mayor número de corrientes de pensamiento, le da a la obra de Confucio un nuevo peso que mantiene la esencia de su doctrina junto a la influencia de otras escuelas importantes en la época, como los Legistas o los estrategas que va conformando el pensamiento chino con características que podemos llegar a reconocer en determinadas formas de actuar de la sociedad china actual.
Los elementos idealistas estaban, eso sí, muy presentes en la obra de Mencio, predominando, por ejemplo, la ética sobre los asuntos políticos, aunque sin perder de vista los aspectos confucianos más prácticos de la educación, del gobierno y el Estado. Sin embargo, Mencio demostró que no sólo era discípulo de Confucio, sino también pensador independiente gracias a su concepto de moralidad basada en la intrínseca bondad de la naturaleza humana.
Este desarrollo de las doctrinas de Confucio ha convertido El Libro de Mencio en pieza clave para la comprensión y el desarrollo de la filosofía antigua confuciana. Ahora bien, no fue hasta el S.XII de nuestra cuando el Neoconfucianismo lo incluyó con los libros clásicos otorgándole el lugar predominante que le corresponde en la filosofía confuciana.
3. Neoconfucianismo: ¿capacidad de adaptación o nueva corriente de pensamiento?
El confucianismo alcanzó su gran apogeo unos 200 años después de la muerte de Confucio. Tras el intento y posterior fracaso de la dinastía Qin (221-207 a.n.e.), bajo una doctrina legista, para unificar China, se impuso con fuerza la dinastía Han (206 a.n.e.-220 d.n.e) con una vuelta a las tradiciones de los letrados y la consagración de las doctrinas confucianas como modelos oficiales del Estado – si quieres saber más sobre historia de la época Confuciana, te aconsejamos que eches un vistazo al primero de los cinco artículos: Confucio y los negocios en China (Parte I) -.
El Confucianismo estaba perfectamente diseñado para el modelo de Estado de la dinastía Han: un gran país unificado bajo una sola persona, con una burocracia de letrados para ayudar a la gestión del Imperio formado, en una inmensa mayoría, por campesinos.
Por otro lado, el gran número de escuelas de pensamiento surgidas en el periodo de Las Cien Escuelas (excepto el taoísmo) desaparecieron y, tan sólo la entrada en China del budismo en el S. V consiguió hacerle sombra al confucianismo, debido al matiz religioso del budismo y a la cada vez mayor rigidez de las doctrinas confucianas. Así, durante la dinastía Tang (618-907) el confucianismo perdió su peso, aunque nunca llegó a desaparecer.
Es en el S. X y durante la dinastía Song (960-1279) cuando budismo y taoísmo dejan de tener un papel protagonista, siendo a su vez asimilados por la sociedad china y adaptados no sólo a las filosofías y creencias locales, sino entre ellos mismos en torno a un eje común: el confucianismo. Estas nuevas influencias que enriquecen la doctrinera primigenia es lo que se conoció en occidente como Neoconfucianismo y en China como Daoxue (道学). Para Joaquín Pérez Arroyo el neoconfucianismo podría ser considerado como en desarrollo lógico de la escuela Chan (también conocido como zen o budismo de influencias taoístas). Una nueva versión filosófica que se nutre del confucianismo antiguo, el budismo Chan y el taoísmo religioso, que aporta la teoría cosmológica de la escuela del Yin y Yang.
Las viejas doctrinas se vieron, de esta forma, renovadas continuando como doctrina básica de China hasta la época moderna. Posteriormente, el confucianismo sufrió varios ataques e intentos de eliminación por parte de misioneros cristianos y de determinadas políticas del gobierno comunista. Sin embargo, dichos intentos no consiguieron modificar los conceptos y formas de actuar básicas de la sociedad china, aunque en algunos casos se complementó dicha filosofía con determinadas etiquetas añadidas. El hecho es que hoy en día no se puede hacer o escribir nada que no tenga ningún tipo de relación con el confucianismo.
De hecho, la importancia para la sociedad china de Confucio es tal que consideran que sin él la cultura china sería como un árbol sin raíces. Así, en la dinastía Song (960-1279) se pueden encontrar citas como las comentadas por Zhu Xi, el maestro confuciano más influyente de la dinastía Song: “Sin Zhongni (Confucio), toda la historia de China habría sido una noche infinita”.
Este respeto y admiración por el legado de Confucio se mantiene hasta la actualidad, con iniciativas de la clase política china como, entre otras, la fundación por parte del gobierno local de Beijing de una escuela de cultura nacional china (Guoxueguan en chino) en la que imparten clases sobre aspectos básicos de la cultura china y la tradición confuciana a niños de preescolar.
Y… en la próxima entrega hablaremos de los rasgos socioculturales.