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Alquimia femenina taoísta en la antigua china

Alquimia femenina taoísta en la antigua china

Rafael de Mora

Introducción

En Occidente, la alquimia ha sido habitualmente señalada de pseudociencia y, como tal, denostada y olvidada por los círculos académicos e intelectuales, obviando la enorme aportación que ha realizado a la historia de la ciencia universal. Así pues, ha quedado como materia de estudio para la antropología social y cultural. El caso de la alquimia china en Occidente ha sido tratado, si cabe aún, con más indiferencia, por la enorme lejanía cultural que nos separa. No obstante, la alquimia china es un ingente campo de conocimiento perfectamente integrado en el taoísmo, siendo una de las piezas clave para su comprensión. No ha existido ni existe ninguna tradición filosófico-espiritual que haya dado a la mujer un papel más alto que el taoísmo, y es precisamente en la alquimia taoísta china donde la mujer juega un papel más importante y desconocido.

Alquimia: Definición y fundamentos

Se define la alquimia como un conjunto de especulaciones y experiencias, generalmente de carácter esotérico, relativas a las transmutaciones de la materia que, en el caso de Europa, influyó fuertemente en el origen de la química, y en el caso de China, consolidó y enriqueció ciencias como la metalurgia, la medicina y la química, además de dar origen a la Era de la pólvora, que cambió de forma brusca e irreversible la historia mundial.

historia

Según la Real Academia Española de la Lengua, el término alquimia procede del árabe alkímya o al-khīmiyā, y este, a su vez, del griego chymeía, ‘mezcla de líquidos’. El origen árabe de la palabra genera equívocos sobre el verdadero origen de la alquimia, porque ésta tuvo dos orígenes claramente diferenciados y completamente aislados. En primer lugar, la alquimia nació en China en torno a los siglos V-IV a. C., aunque se entiende que su origen se debe remontar al I milenio a. C. El libro más antiguo de China que nos ha llegado hasta hoy en día es el Tratado de los tres principios o Zhouyi cantong qi (参同契), también conocido como El parentesco de los Tres, de acuerdo con el Libro de los Cambios. Fue escrito por Wei Po Yang y publicado en el año 142 d. C. En segundo lugar, la alquimia emergió en la Alejandría colonizada por los romanos, durante los siglos I-II d. C.

Tanto en China como en Europa, a la alquimia se la considera una protociencia, porque describe un método de trabajo que aún no tiene el marchamo de «científico», pero su método de trabajo es racional, coherente y empírico; por ello, fue el caldo de cultivo imprescindible para el desarrollo posterior de las ciencias tal y como hoy las conocemos. En Europa, la alquimia era una de las muchas disciplinas llamadas filosofías naturales, como las matemáticas, la arquitectura y la medicina, entre otras. De hecho, los términos ciencia y científico, son neologismos creados durante el siglo XIX. Es paradigmático el caso de Isaac Newton (1642-1727), conocido físico, teólogo, inventor y matemático, que con su obra Philosophiæ naturalis cambió el curso de la historia de la ciencia, y que resultara ser un notable alquimista en la sombra.

sombra
En Alejandría, la alquimia se centró inicialmente en la chrysopoeia o crisopea ‒la búsqueda del oro a través de la transformación de otros minerales menos nobles y valiosos‒. En ese marco es conocida la figura de María la Judía, también llamada María la Hebrea, que es considerada la primera y única mujer alquimista de Occidente. Vivió entre el siglo I y el siglo III d. C. en la Alejandría romana. Se sabe que inventó el tipo de cocción que lleva su nombre ‒el baño María‒ y se le atribuye la creación del tribikos (un alambique de tres brazos), aunque su autoría es incierta.

En el siglo VII, el expansionismo árabe llegó a Egipto, absorbiendo los saberes de la alquimia de sus antecesores alejandrinos. A partir de ese momento, nace la alquimia islámica, que se desarrolla también en gran parte de la Península Ibérica y que, con el tiempo, traspasa las fronteras, llegando a la Europa cristiana. Fueron los árabes los primeros en Occidente, que aplicaron la panacea o quinta esencia, no sólo para la fabricación de oro, sino también para la búsqueda de la salud. Esta filosofía alquímico-médica influenció fuertemente a notables médicos, como Paracelso (1493-1541), creador de la Espagiria y, posteriormente, Samuel Hahnemann (1755-1843), creador de la homeopatía.

homeopatia
A diferencia de Occidente, en China surgieron dos corrientes alquímicas. Una de ellas, llamada alquimia externa o wàidān (外丹), que al igual que en Occidente busca la fabricación de oro y la curación de las enfermedades o la inmortalidad; y la otra, llamada alquimia interna, nèidān (內丹), desarrollada como un proceso interior en la que el cuerpo del adepto se convierte en el alambique donde se generan las transmutaciones y transformaciones que le llevan a la inmortalidad por sus propios y exclusivos medios. Es en esta alquimia interna donde las mujeres en China jugaron un papel relevante. Veamos su origen.

mujeres-chinas

Chamanismo

El chamanismo es una etapa histórica por la cual han pasado todas las sociedades humanas de la antigüedad, y que persiste aún hoy en día en algunas comunidades, generalmente muy subdesarrolladas. El chamanismo es un animismo en el que se considera que todo cuanto existe está dotado de vida/espíritu y, por tanto, de personalidad propia, desde los ríos y las montañas hasta los animales y los humanos. En los pueblos sedentarios, el chamanismo se desarrolló de forma diferente que en los pueblos nómadas, como los que se encontraban en la estepa euroasiática, que incluye zonas del norte de China.

En cada comunidad había un chamán, que era la persona encargada de ponerse en contacto con el más allá hablando con los espíritus. Su función era la de oráculo y la de mediar en los conflictos entre humanos y espíritus, para lo cual necesitaba entrar en estado de trance.

El término «chamán» proviene del ruso ‘saman’ (шаман). En las lenguas altaicas, como la tugús, aparece como ‘sama’ (mover la parte inferior del cuerpo); en proto-tungús, ‘samā-n; en manchú, ‘sama(n)’; en tocario, ‘samāne’ (místico); en sánscrito ‘sramana’ (asceta solitario), etc.[1]

Los chamanes de pueblos sedentarios (como los de Suramérica y África, por ejemplo), accedían a los estados alterados de consciencia con la ingesta de plantas psicotrópicas, como la ayahuascas, mandrágora, hongos, etc. Por el contrario, los nómadas de la estepa no disponían de fitoterapia, por lo que llegaban al estado de trance a través de la danza y el canto. En la tradición del chamanismo altaico o estepario, el chamán, la mayor parte de las veces, era una mujer, y los pocos hombres que ocuparon esa función lo hacían travestidos de mujer. La razón es que consideraban que la mujer, por su propia naturaleza, estaba en contacto con los espíritus, por lo que disponía de una facilidad natural para ocupar dicho puesto. Igualmente, en el seno de la propia cultura griega, eran las Pitias, Pitonisas o Sibilas las encargadas de los oráculos. Solamente las mujeres jóvenes, vírgenes y de vida y costumbres irreprochables, podían acceder a la función de oráculo. En este caso, los estados alterados de consciencia los conseguían por los gases que emanaban de las fallas provocadas por el choque de las placas tectónicas euroasiática y africana, sobre las cuales se edificaron los famosos oráculos de Delfos, de Sibila, de Olimpia, de Pita, etc. Antes de ellos, en Egipto, durante el II milenio a. C., estuvo en funcionamiento el más famoso de sus oráculos: el de Júpiter Amón en Libia. Y muy posteriormente, durante la Edad Media y Renacimiento, fueron muchas las mujeres consideradas y tratadas como brujas por utilizar sus capacidades adivinatorias innatas y por su cercanía con la fitoterapia, lo que se materializa en su uso médico y culinario, como las especias, los condimentos y las plantas aromáticas.

En China (que siempre gozó de una profunda tradición chamánica ancestral), se utiliza el carácter (巫) para designar a un chamán, brujo, médico o exorcista, donde el carácter central (Gōng, 工) significa trabajo, habilidad, oficio, etc., y el carácter que se repite en los laterales (Rén, 人) significa persona; es decir, las chamanas son las mujeres que bailan para entrar en trance y comunicarse con los espíritus. Fue en el reino meridional de Chu donde más se desarrolló el chamanismo. Allí, a las chamanas se las llamaba wu, zhu o ling.

En la siguiente imagen podemos ver la evolución del carácter Wū (巫).

wu

Las mujeres en las escuelas alquímicas taoístas

En la China arcaica, el chamanismo fue asimilado por el taoísmo, fusionándose así con su filosofía, medicina, cosmología y alquimia. De hecho, el taoísmo es una metafísica y una filosofía donde lo femenino juega un papel crucial y, en ocasiones, muy superior a lo masculino. Y fue, precisamente, en la alquimia donde las mujeres tomaron un papel relevante e inesperado.

En la antigua sociedad china hubo mujeres viudas y divorciadas que quedaron fuera de la protección de sus antiguas familias; igualmente, también hubo mujeres que escaparon del control de sus padres o maridos, quedando en una situación de gran vulnerabilidad. Algunas de ellas se guarecieron en prostíbulos y otras en templos budistas y taoístas.

Fue durante la dinastía Tang (618-907) cuando el taoísmo alquímico femenino llegó a su nivel más alto, especialmente de la mano de la corriente Shangqing (上清), también conocida como Claridad Suprema[2]. Es revelador que el adalid de la escuela fuera precisamente una mujer, Wei Huacun (251-334)[3]. Según las hagiografías disponibles, impresionó a varios inmortales por su gran devoción, hasta el punto que le dictaron treinta y un volúmenes de enseñanzas, que constituyeron el canon de su escuela.

Los emperadores de la dinastía Tang Ruizong (710-713) y Xuanzong (713-756) fueron dos grandes defensores del taoísmo y de las monjas taoístas. En particular, Xuanzong elevó las obras de Laozi, Zhuangzi y Wenzi al mismo nivel que los escritos canónicos del confucianismo, en el año 742, y ambos monarcas apoyaron a las monjas taoístas, suministrándolas nuevos templos, en unas ocasiones recién edificados y en otras ocasiones reconvirtiendo templos budistas en taoístas.

En 741 se fundó la Escuela de Estudios Taoístas en las dos capitales Tang [Chang’an (618-904) y Luoyang (904-907)]. Y se creó un examen de estudios taoístas, al mismo nivel que el examen sobre los clásicos confucianos.

Los cultos alquímicos femeninos comenzaron a desarrollarse principalmente por las regiones del Sur: Anhui -donde está Maoshan-, Jiangsu, Hunan -en el Pico del Sur-, Huashan -en la Montaña Jiuyi-, Jiangxi -en la Montaña Lu (Lushan)-, en la zona de las montañas del Oeste (Xishan) y en la región de Linchuan[4].

siglo

En el siglo XII, durante las dinastías Jin y Yuan, emergió la Escuela Quanzhen o Perfección Total. Su fundador fue Wang Chongyang (1112-1170), quien recibió la doctrina de dos taoístas semilegendarios que vivieron durante las dinastías Han y Tang respectivamente y que se convirtieron en patriarcas de escuelas de alquimia interior: Zongli Quan y Lü Donbin (ambos integran el panteón de inmortales taoístas).

Lü Dongbin (鲁东斌) se caracterizó por materializarse en prostíbulos ante mujeres muy devotas, a las que convenció para que se convirtieran en monjas taoístas, no tanto por cuestiones morales como, sobre todo, por el potencial que observó en ellas para la práctica y cultivo del Dao[5].

ilustracion

Ilustración de una adepta practicando neidan «Nutrir y hacer crecer el embrión sagrado».

Escritura inspirada

Dado que la doctrina filosófica taoísta no jerarquiza los géneros, las diferentes escuelas o corrientes taoístas no estaban segregadas por géneros, aunque sí existían monasterios separados para hombres y mujeres; mayormente, porque sus prácticas tenían algunas diferencias significativas, que no excluyentes.

En los templos taoístas era común el deseo de conectar con los inmortales patronos de los respectivos templos, para lo cual se realizaban sesiones de escritura inspirada, aunque en ocasiones eran otros los inmortales que se manifestaban.

En estas sesiones se necesitaba una taoísta para hacer de médium. A su lado derecho se colocaba un funcionario del Ministerio de Ritos. La médium escribía sobre arena el carácter pronunciado por la divinidad[6]. El funcionario leía el carácter en voz alta, lo registraba en un libro y lo borraba para que la médium continuara con el siguiente. Así fueron dictados grandes cánones taoístas, e incluso, se contestaron preguntas que el propio emperador había trasladado a algún inmortal. En ocasiones, el emperador dio orden de añadir nuevas salas al templo en honor a algún inmortal en particular. Todas las sesiones de escritura inspirada fueron registradas y guardadas en el correspondiente Ministerio de Ritos, lo que demuestra la implicación del Emperador y de la burocracia china en las actividades alquímicas de sus templos.

Alquimia y sexualidad

La alquimia interna china está compuesta por diferentes principios y disciplinas. Una de las más fundamentales es la denominada «Tres Tesoros del taoísmo (Sanbao, 三寶)», formada por:

  • 神 (Shen): espíritu, alma, mente o energía espiritual.
  • 气 (Qì): aliento vital, energía o aliento
  • 精气 (Jīng qì): sustancia basal o esencia[7].

Dicha sustancia basal o esencia es la energía que heredamos de nuestros padres a través de sus respectivas líneas genéticas. Es, literalmente, la herencia físico-energética con la que llegamos a este mundo[8] y que consumimos día a día junto con la energía adquirida (la que conseguimos con la comida y la respiración). El agotamiento de la sustancia basal marca ineludiblemente la llegada de enfermedades graves y, finalmente, la muerte. Por ello, la Medicina china propone cuidarla no abusando del trabajo, respetando los horarios de descanso y no abusando de las relaciones sexuales, ya que éstas también consumen la sustancia basal.

Por todo ello, los alquimistas chinos han buscado métodos para frenar el consumo de dicha energía, almacenándola en el cuerpo para, posteriormente, utilizarla como materia prima del proceso alquímico, que culmina con la inmortalidad. En el caso masculino, se trata de que el adepto aprenda a tener relaciones sexuales sin derramar la esencia vital (semen). En el caso femenino, las mujeres también pierden su sustancia basal por la menstruación. Para ello aprenden la técnica llamada «decapitar al dragón rojo», que permite a la adepta interrumpir voluntariamente la menstruación.

En términos generales, las escuelas taoístas del norte incluían en sus doctrinas el celibato[9], por lo que monjes y monjas se circunscribían a las técnicas recién citadas. En su seno se gestó la corriente de la Puerta del Dragón, la cual practicaba el tantrismo sexual. Su doctrina es un sincretismo de las tres corrientes filosóficas del momento –taoísmo, confucionismo y budismo–. En algunas de las escuelas del sur se realizaban sesiones grupales en las que hombres y mujeres mantenían relaciones sexuales de carácter ceremonial. Se realizaban en días muy señalados del calendario y muy escasos a lo largo del año. El objetivo era que los hombres vivificaran su energía yang por la presencia de la energía yin de la mujer, y viceversa. De esta manera ambos géneros se nutrían mutuamente el uno del otro. Dichas sesiones se basan en una de las leyes del Yin-Yang que nos dice que yin es el germen del yang, y yang es el germen del yin.

Inmortalidad y mujeres clave

El destino último de la alquimia interna china es alcanzar la inmortalidad. Cosa que ocurre cuando el adepto ha transmutado su esencia tras pasar por diferentes estados, hasta que finalmente su espíritu sale por las fontanelas del cráneo para fundirse con la vacuidad. Tradicionalmente, se les considera como personas excepcionalmente longevas que, tras su muerte física, continúan viviendo en otro plano. Dado que el camino alquímico requiere muchos años de plena entrega, es natural que los taoístas pretendieran prolongar sus vidas hasta el máximo para que les diera tiempo a consumar la gran obra, y así romper definitivamente el interminable ciclo de las reencarnaciones (saṃsāra).

Los ocho inmortales (八仙, Bāxiān) son elementos fundamentales del panteón taoísta. Se acepta que vivieron durante las dinastías Tang o Song, y han tenido una gran repercusión en la cultura popular china, que se ha mostrado en su literatura con obras como El viaje hacia el este de los Ocho Inmortales, Los Ocho Inmortales cruzan el mar, Encuentro del melocotonero de la Inmortalidad, etc., y también en numerosos refranes. Los ocho inmortales fueron, a saber: Lü Dongbin, Lan Caihe, Zhang Guo Lao, He Xiangu, Li Tieguai, Han Xiangzi, Zhongli Quan y Cao Guojiu.

flores

Es muy reseñable que, de los ocho inmortales, uno de ellos fuera una mujer: He Xiangu. Y en la lista también encontramos al ya comentado Lü Dongbin (quién mostró una especial predilección por ayudar a las mujeres). Lo que demuestra que en los más altos lugares de la alquimia taoísta no hay lugar para distingos de clase o género, ya que los inmortales están muy por encima de los asuntos mundanos. El mayor número de inmortales masculinos se debe exclusivamente a una cuestión de proporcionalidad, ya que el número de mujeres que tomaban los hábitos era muy inferior al de los hombres.

Hubo otras tantas inmortales femeninas, como:

  • Sun Bu’er (1119-1182), conocida como Sun la no-dual. Figura dominante en la literatura alquímica femenina. Antes de morir/trascender, reunió a sus discípulos, se sentó con las piernas cruzadas y abandonó su cuerpo.
  • Zhang Daoling tuvo una revelación estando en la Montaña Heming, en Sichuan, y gracias a ello pudo liberar la región de los demonios que la infestaban.
  • Cao Wenyi (11193-1125), también conocida como Cao Daochong, fue la primera mujer a la que se le reconocen prácticas de alquimia interna. Escribió el Canto a la Magna Vía.
  • La diosa del Oeste fue una de las inmortales más citadas y relevantes en la alquimia femenina.
  • Magu (Dama de Cáñamo) tuvo gran presencia en la escuela Quanzhen (perfección Total)[10].

inmortales

He Xiangu, única inmortal que forma parte del grupo de los Ocho Inmortales del taoísmo.

Conclusiones

El taoísmo es la metafísica-filosofía que mejor integra a hombres y mujeres en sus paleoarquetipos yin y yang en un todo superior coherente donde no existen ni dicotomías ni jerarquías. Así, la alquimia interna femenina muestra la materialización de esos mismos principios, que fueron respetados incluso por emperadores y altos funcionarios del gobierno. La sociedad china tradicional estaba estructurada por los valores confucianos, donde el ministro tenía que seguir al emperador, la mujer al marido, los hermanos menores al hermano mayor, etc. En Occidente, se ha hecho una lectura anacrónica y descontextualizada de esta estructura, considerándose que siempre y en todo momento, el puesto de la mujer era inferior al del hombre, ignorándose que los nietos han de obedecer/respetar a sus abuelas, como los sobrinos a sus tías, como los hermanos menores a su hermana mayor (independientemente del género, se ha de obedecer a quién ostente el grado superior). Por lo tanto, la pirámide social confuciana prima el grado jerárquico por encima de la cuestión de género. Y, sin lugar a dudas, fue en el seno del taoísmo en general y, en particular, de su alquimia interna, donde hombres y mujeres llegaron al nivel más alto de comunión, mostrándonos al resto de las sociedades del planeta el mejor camino para transitar, ya que en la sublimación de lo masculino emerge lo femenino, y en la sublimación de lo femenino nace lo masculino. Sólo desde el reconocimiento profundo de esta verdad, podremos encontrar el sentido último del proceso espiritual que nos llevará a la vacuidad de la cual surgimos completando así el proceso que da sentido y verdad a nuestra vida.

[1] Fuente: Dr. Miguel Peiró, Curso de Chamanismo.

[2] La corriente Shangqing (上清) o Claridad Suprema, surgió durante la dinastía Jin (266-420), aunque su esplendor fue durante la dinastía Tang (618-907).

[3] Más tarde, Tao Hongjing陶弘景 (456-536), notable médico y alquimista, estructuró la teoría y la práctica y compiló el Canon. Contribuyó en gran medida al desarrollo de la escuela, que tuvo lugar a finales del siglo V. La montaña cerca de Nanjing donde Tao Hongjing tuvo su retiro fue Maoshan (茅山), y aún hoy en día sigue siendo la sede principal de la escuela.

[4] Catherine Despeux, Taoísmo y Alquimia femenina, Ed. Liebre de Marzo.

[5] Ídem.

[6] Generalmente, la médium solía ser una mujer iletrada, lo que hace aún más intrigante su escritura inspirada.

[7] En el Sutra del Sello del Corazón, que data de la mitad o del final de los Tang, se dice: «El remedio superior se presenta bajo tres aspectos: la esencia, el aliento y la energía espiritual».

[8] La sustancia basal 精气 (Jīng qì) también incluye las memorias de toda nuestra familia en ambas líneas: paterna y materna, lo que nos hace más susceptibles a ciertos comportamientos y patologías, pero también nos aporta la fortaleza y resiliencia de nuestros ancestros.

[9] Especialmente la Corriente del Norte, o Escuela Quanzhen o Perfección Total, que tuvo al templo Baiyun o Templo de la Nube Blanca como uno de sus centros más importantes, sus adeptos observaban una ascesis rigurosa, así como el celibato. Zhao Bichen, Tratado de Alquimia y Medicina Taoísta, Ed. Miraguano.

[10] Catherine Despeux, Taoísmo y Alquimia femenina, Ed. Liebre de Marzo.

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