¿Qué queremos decir?
Alba Hernández
La capacidad de aprender o de hablar un idioma se pierde cuando no hemos conseguido transmitir bien un mensaje. Esto sucede en cualquier idioma, entre nativos o entre nativos y extranjeros. Aunque por todos es sabido que el chino es uno de los idiomas más difíciles del mundo, personalmente considero que una de las tareas más difíciles que tiene el ser humano es aprender a expresarse y transmitir correctamente lo que quiere decir en cualquier idioma.
En 2013 estuve estudiando chino en la Universidad de Pekín y durante ese año aprendí que, a pesar de lo poco que sabía del idioma, era capaz de hacerme entender o, al menos, eso me parecía. Efectivamente, eso me parecía, pues más tarde ese año aprendí que en la cultura china no se usa una forma directa para decir las cosas, sino más bien todo lo contrario. Para los españoles es lo que llamamos comúnmente “andarse por las ramas”. Cuando parecía que me entendían, realmente simulaban hacerlo, pues no habían entendido nada. Aparentemente “no es políticamente correcto” decir directamente “no te he entendido”. Una vez que sabes esto, como español, te atreves a decir directamente “¿no has entendido nada, verdad?”, y es posible que te contesten que no, pues ven que te has dado cuenta, y tampoco está bien mentir.
Aún recuerdo una de las primeras comidas con colegas chinos, cuando mi vaso estaba lleno de agua y me preguntaban si quería más agua, –te sirven el agua desde una tetera, pues es costumbre en China que el agua se beba caliente– a lo que yo respondía, evidentemente, que no, pues mi vaso estaba lleno. En mi cabeza resonaba la pregunta “¿por qué me habrá preguntado eso, si está viendo que mi vaso está lleno?”. Después de preguntarme “lo evidente”, me di cuenta de que es una manera de expresar que ellos se van a echar agua. Digamos que es más educado para ellos preguntar antes a los demás para luego servirse uno o, al menos, esa fue la conclusión que personalmente saqué. En este caso, la lengua china no supuso ningún problema, sino que más bien fue la falta de conocimiento sobre la forma de expresarse en la cultura china, la que suscitó ese sentimiento de extrañeza o sorpresa. De este modo, y siempre desde un punto de vista personal, aprender a saber con quién estamos hablando para saber qué quiere decir y cómo podemos hacerle llegar mejor nuestro mensaje y que no haya malentendidos, es algo imprescindible para una buena comunicación.