El Sanzijing o el clásico de los tres caracteres y la enseñanza del chino infantil
Mariola Moncada Durruti
La enseñanza del chino en edades tempranas, lo que denominamos “chino infantil” cuenta, como es lógico, con recursos y metodologías lingüísticas diferentes de la enseñanza del idioma en otros ciclos. Uno de los recursos más valiosos y con más interés cultural es, sin duda, el Sanzijing o Clásico de los tres caracteres, una obra cuyo contenido forma buena parte del curriculum que hemos incorporado en el centro Xindongfang en la enseñanza del chino para niños (4-6 años).
El Sanzijing es una joya literaria redactada en tiempos de la dinastía Song y ha constituido la base de la educación infantil en china durante siglos. Su autor, Wang Yingling, fue discípulo de Zhuxi, el promotor y figura principal de la corriente de pensamiento neoconfuciano del siglo XII. No se puede entender la importancia del Sanzijing sin antes bucear en el contexto histórico intelectual del momento en el que se concibió.
La tradición letrada china, o lo que nosotros conocemos con el nombre de confucianismo es muy anterior a la fecha de redacción del Sanzijing. Confucio, el personaje histórico que compiló los textos clásicos y sistematizó las enseñanzas del canon que llevará su nombre, vivió a caballo entre el siglo VI al V a.C. Este confucianismo primitivo promovía una moral basada en las virtudes de benevolencia, justicia, piedad filial y corrección. Se inculcaba amor por el estudio y respeto la línea de obediencia que marcaba la jerarquía social.
El confucianismo no fue nunca una corriente de pensamiento especulativo como lo fue la tradición filosófica griega o el pensamiento hinduista, pero si discutió algunas cuestiones ontológicas que influirán de manera decisiva en la evolución posterior de esta corriente. Entre ellas una de especial trascendencia fue la discusión entre los pensadores confucianos sobre la naturaleza humana.
Confucio no fue muy explícito a la hora de expresar su concepción de la naturaleza humana, aunque podemos inferir por sus escritos que consideraba al hombre naturalmente bueno. Sin embargo, su discípulo Mencio (s. IV a.C.) si fue taxativo al respecto, afirmando que el hombre era “por naturaleza bueno” y, por tanto, poseedor de una tendencia innata al bien. Mencio sostenía que era la educación (o más bien la falta de ella) y el entorno exterior los factores que podían corromper la bondad innata del hombre. Para evitarlo, afirmaba Mencio, toda persona debía instruirse en la moral y llevar una vida de acuerdo con los principios que ya había enunciado Confucio y que Mencio desarrollará en profusión.
Con Xunzi (s. III) tiene lugar un punto de inflexión importante en la tradición confuciana. Si bien hereda y ahonda en los principales puntos del confucianismo, Xunzi, a diferencia de Mencio, afirmará en el muy comentado capítulo 23 de la obra que lleva su nombre, que “la naturaleza del hombre es mala”, y que por lo tanto es preciso enderezarla a través de la educación y del estudio. Aunque inserto en la tradición de Confucio, Xunzi abre en el siglo III una gran brecha en la antropología confuciana. Al considerar la naturaleza del hombre “perversa”, proporcionará la base conceptual que abrirá la puerta del legismo, corriente de pensamiento encabezada por Han Feizi y Lishi, que preconiza un gobierno autoritario, guardián de la ley que sustituiría la moral y los ritos confucianos por un sistema de castigos y recompensas; la “razón de estado” se inauguraba así en la política china de origen confuciano.
Con este enfoque era inevitable que se desvaneciera en gran medida la dimensión más moral y humanista del confucianismo primitivo, que sin embrago se recuperará con renovado vigor con el renacimiento cultural confuciano de la dinastía Song, el “neoconfucianismo” del S. XII, cuyo mayor exponente es Zhuxi. Es en esta época cuando se popularizan las academias dedicadas al estudio de los clásicos o lo que en chino se conoce con el nombre de Shuyuan (书院).
El Sanzijing o Clásico de los tres caracteres es una de las manifestaciones de este renacer de la moral siguiendo la inspiración de los antiguos, de los clásicos del confucianismo primitivo (básicamente las enseñanzas recogidas en las Analectas de Confucio y el Libro de Mencio) y claramente alineado con el concepto de la “bondad innata del hombre”.
El Sanzijing es una obra compuesta por estrofas de tres caracteres, de ahí su nombre: Sanzijing en chino significa literalmente el canon o libro (jing经) de los tres caracteres (sanzi三字),con una estructura gramatical y fonética que le aporta una sonoridad especialmente apta para su memorización.
Los niños chinos han repetido a lo largo de los siglos estas, aparentemente, inocentes estrofas que sin embargo encierran todo un tesoro intelectual y cultural.
El Sanzijing resume los principios morales de la tradición confuciana, los hitos históricos de la civilización china, las nociones fundamentales del pensamiento chino, recomendaciones inequívocas sobre la bondad del esfuerzo y el estudio, y el amor y respeto que debe profesarse a padres y mayores, entronizando la piedad filial como uno de los mayores baluartes de la moral china.
El Sanzijing proporcionaba por tanto un magnífico material docente para enseñar a los chinos no sólo la grafía de un acervo importante de caracteres y un recurso importante de recitación, sino también un valiosísimo corpus de conocimiento que los alumnos, sin darse cuenta, hacían suyo tras repetir cadenciosamente cada estrofa de tres caracteres.
Los lectores de habla hispana tenemos la suerte de poder contar con la traducción de Daniel Ibáñez Gómez, editada en la colección Pliegos de Oriente de la editorial Trotta, una primorosa edición bilingüe que incluye además un magnífico estudio crítico de la obra y de su contexto histórico.
Recomendamos encarecidamente su lectura a todos los amantes de la cultura china, porque descubrirán una auténtica perla del idioma chino.