La caligrafía china, escritura, arte y vía de desarrollo personal
Mariola Moncada Durruti
La caligrafía china es una rama muy particular y muy singular de las artes visuales puesto que no tiene equivalente en otras partes del mundo, en otras culturas que no sean la china (o que no beban de la china como la japonesa o coreana).
Erróneamente, los occidentales a las palabra china Shufa (书法) le hemos adjudicado la traducción de “caligrafía”, es decir “escritura bella”, algo que de alguna manera le resta importancia en el panorama de las artes, poniéndola en el mismo nivel que las artes decorativas o artes menores, como pudiera ser la caligrafía visigótica o árabe. Sin embargo, en China la caligrafía tiene el rango indiscutido de arte mayor, al igual que la pintura, la escultura o la música.
Lo que ocurre con la caligrafía china es que es un arte que no resulta evidente para el ojo occidental. Los primeros viajeros que llegaron a China desde occidente permanecieron casi ciegos a este arte cuyo contenido no entendían, hecho que se agravaba por la ausencia de un equivalente en el cual referenciarnos o compararnos. Tal y como explica el sinólogo Simon Leys, cuando grandes civilizaciones completamente ajenas entran en contacto, lo primero que se intercambian son o golpes o baratijas. Entrar al núcleo de sus culturas, a esa cámara sagrada del espíritu de cada civilización, exige un proceso complejo y un gran esfuerzo de conocimiento, de estudio y de iniciación en esa cultura nueva. Una iniciación en la que siempre ocurre una metamorfosis, donde se rompen esquemas, y precisamente por eso dice afirma Leys que no podemos aprender valores extranjeros si no aceptamos el riesgo de que lo que aprendamos nos transforme (pag. 335 [1]).
La caligrafía es una de esos aspectos en los cuales China, ese Otro tan original, esa radical alteridad, rompe esquemas del universo mental occidental, esquemas que suponemos ingenuamente de validez universal, aunque en realidad quizás tengan sólo aplicación dentro de los límites de nuestro propio contorno cultural. En lingüística, por ejemplo, hay un axioma básico (acuñado en nuestra tradición lingüística de las lenguas indoeuropeas) que afirma que la escritura va necesariamente precedida por el lenguaje hablado: hablamos y luego codificamos el habla en signos que permanezcan bidimensionalmente en un pergamino, papiro o papel. De hecho, la lengua hablada ha presidido en nuestra cultura un papel fundamental desde la antigüedad; fíjense lo importante que es la palabra Logos en la cultura grecolatina, recuérdese que la tradición judeocristiana en el evangelio de San Juan se dice que en el principio era la palabra, es el Verbo el que tiene esa capacidad transformadora.
Puede que este axioma en realidad haya sido solo una peculiaridad indoeuropea. De la misma manera que San Juan dice: en el principio era la palabra, en China podemos afirmar que en el principio era la escritura. Los vestigios más antiguos que poseemos de la escritura china datan aproximadamente del segundo milenio antes de Cristo, de la dinastía Shang, son los Yaguwen, o inscripciones realizadas sobre huesos de animales y caparazones de tortugas. Y esta escritura es la que, a pesar de la evolución que han experimentado los caracteres, es a los que se pueden remontar los caracteres actuales, existe una continuidad directa. Este tipo de escritura antigua estaba relacionada con la dimensión espiritual, con las prácticas adivinatorias, y con la autoridad en China. Se utilizaba para plasmar las decisiones importantes, información acerca de cosechas, guerras, etc. Estas inscripciones no registraban lenguaje, sino significados, transcendían el lenguaje, era un, podemos decir, metalenguaje, similar a la señalética, la infografía actual.
Ese metalenguaje emblemático se desarrolló independientemente del lenguaje contemporáneo, y por conveniencia se le fueron adjudicando a esos caracteres escritos sonidos convencionales, y así, con el tiempo, las inscripciones pasaron de transmitir sólo significados silenciosos a poder leerse también en voz alta. Finalmente, fueron generando idioma. Lógicamente el proceso de gestación de un idioma es muy complejo, mucho más que lo que acabamos de explicar, pero lo que parece bastante cierto es que en China la escritura fue excepcionalmente anterior al habla.
China continua en una situación pre-babeliana, como sugiere Jean Francois Billetier, su escritura que transmite significado más allá del lenguaje y trasciende todas las diferencias de lenguas, vincula a la humanidad con sus orígenes y propone el emblema mismo de una unidad esencial.
Lógicamente, la caligrafía está muy unida al idioma chino, pero no obstante no es estrictamente necesario aprender chino para poder apreciarla. Podemos hacer la comparación con la música, ¿es necesario saber leer música para apreciar una obra musical? La calidad y la capacidad de disfrute de una obra de caligrafía depende en gran modo de la sensibilidad del espectador y de la magia de la mano del maestro calígrafo. En ocasiones los contenidos ayudan, por supuesto: unos versos de un gran poeta de la dinastía Tang comoLibai o Dufu efectivamente dotan de belleza a la obra, pero además el maestro ha de ser capaz de transmitir expresividad, de dotar de alma a la escritura. Es verdad que muchas caligrafías famosas son de textos muy profundos, pero también existen caligrafías sublimes de textos totalmente insulsos.
De hecho, y para confirmar que el contenido el significado de los caracteres no es definitorio en la caligrafía, hay un estilo de caligrafía muy peculiar y personal de cada maestro que vuelve el texto prácticamente ilegible para la mayoría. Es el estilo CaoShu草书, donde la impronta subjetiva del artista es muy evidente en una casi podríamos decir sublimación de lo que es una cursiva. Este estilo tiene una variante todavía más de arrebato, que se llama KuangShu狂书 (estilo de locura). Además, por su naturaleza, las sensaciones que provoca el arte de la caligrafía hacen que se le pueda emparentar o que puede evocar otras artes, como la danza o la música.
La caligrafía china es sin duda la más elitista de todas las artes (fue practicada por emperadores, estetas, monjes y profetas), pero también una de las más populares.
Ello prueba que, en China la caligrafía no se reduce sólo a un arte visual, efectuado como decoración, sino que es también una vía de cultivo espiritual. Es por todos conocido que los orientales tienen más capacidad que nosotros para descubrir vías de sosiego y de cultivo interior; por ejemplo el tiro con arco en Japón es no sólo un deporte sino también una vía de cultivo espiritual, acciones dedicada no sólo a la consecución de un fin sino que son practicadas con el fin de lograr concentración interior, y conseguir el olvido de uno mismo, en definitiva una acción bella convertida en una especie de ascesis. La caligrafía china tiene también esta connotación profunda y espiritual, lo cual ya nos debería hacer pensar que es algo más interesante que una mera “escritura bonita”.
Estas reflexiones son parte del contenido de la primera sesión del curso:
CLAVES CULTURALES DE LA CIVILIZACIÓN CHINA:
Peculiaridad lingüística del idioma chino y su escritura, el arte de la caligrafía en China
[1] Simon Leys: Breviario de saberes inútiles. Ensayos sobre sabiduría en China y literatura occidental.