Comprendiendo la amenaza global del coronavirus (Parte 1)
Nuria Lorite Ayán
Publicado en Long Island el 29 de enero de 2020
El brote de coronavirus ha desencadenado a una actuación global porque los virus viajan ya tan rápido como los medios de transporte. Millones de personas se encuentran aisladas en cuarentena en Wuhan (China). Las noticias van ofreciéndonos datos sobre los nuevos casos. Circulan distintos tipos de información sobre la nueva cepa 2019-nCoV, información que se actualiza rápidamente y se difunde de una a otra parte del mundo. Ante tanta confusión y variedad de datos, en este artículo, pretendemos aportar claridad y tranquilidad sobre el coronavirus y las opciones de cuidado general.
El coronavirus no es un virus nuevo entre nosotros, lo que es nueva es la cepa, denominada 2019-nCoV. Este hecho es el que aumenta la incertidumbre unida a la alerta. Hubo otros brotes de coronavirus hace unos años, como el asociado al SARS (síndrome respiratorio severo agudo) que se inició en China en 2002 y el asociado al MERS (síndrome respiratorio de Oriente Medio) que arrancó en esa región en 2012 y posteriormente en 2015. En ambos casos, los dos tipos de coronavirus pasaron inicialmente de animales a humanos y posteriormente se difundió entre humanos.
He vuelto a los tratados de microbiología de base donde el coronavirus ya aparecía descrito con referencias a los años 60 del siglo pasado y con una información semejante a la actual en ciertos aspectos. Se describen su forma especial ya que se rodea de una serie de estructuras que le dan aspecto de corona, de la cual deriva su nombre. Se describe así mismo la existencia de distintas cepas del virus, su relación principalmente con el resfriado común, se nombran los tipos de tejidos a los que afecta, se indica que no hay vacuna (sigue sin haberla), así como que puede afectar a humanos y a animales como perros, gatos, cerdos, vacas y otros.
En el sector de la ganadería, el coronavirus es importante porque puede afectar, por ejemplo, a los pequeños terneros recién nacidos. Las vacas y los humanos tenemos una gran relación inmunológica.
En el caso de la alerta actual parece que el virus ha pasado a los humanos desde animales exóticos y/o salvajes que se venden en los mercados. Tengamos en cuenta la particularidad de que curiosamente en las fechas en que han surgido los numerosísimos casos, son días festivos por el año nuevo chino. Millones de personas viajan, se reúnen con sus familias, se compran y preparan alimentos especiales… lo normal en una festividad de fin de año y de manera concreta en China, donde se celebra el destacado Festival de Primavera.
Parece que aún no está muy claro cuál o cuáles han sido las especies de animales que han provocado los contagios en humanos, se habla de felinos, ciervos, serpientes, murciélagos, mariscos… La cuestión es que también pasa de unas personas a otras: el contagio es mediante las pequeñísimas gotitas de las vías respiratorias que saltan al aire cuando estamos cerca.
Las autoridades nos invitan a evitar sacar conclusiones sin fundamento, si bien, parecería lógico pensar que la venta sin el control adecuado de carnes o de animales, incluso de animales salvajes, que no deberían pasar a la dieta humana, pudiera haber sido el origen del problema. Dicho sea de paso, este tipo de compra – venta sin seguridad es ya de por sí una actuación que nos pone en riesgo y que visto está, puede generar un problema de salud en cualquier país.
Resfriado común, diarrea y otras complicaciones.
En los estudios, el coronavirus se suele asociar a la afección por rotavirus y a los picos de gripe en la población humana. Quizá el rotavirus suene más porque es quizá el principal causante de resfriado común o procesos pseudogripales en la época invernal, además también, puede provocar diarrea.
Un resfriado no debería ser algo grave. La gripe, la gripe es otra cosa. Las manifestaciones de resfriado y gripe son distintas. La gripe está provocada por el virus de la influenza que, como sabemos, muta o varía cada año.
Entonces, ¿por qué tanta alarma? ¿Hay personas que pueden estar más en peligro?
Los datos acerca del nuevo coronavirus 2019-nCoV muestran que puede provocar una situación que puede ir más allá de un simple resfriado, pero no se conoce muy bien, lo cual genera inseguridad. Por otra parte, este virus puede contagiar a otras personas durante más tiempo, porque cuando aparecen los primeros síntomas podría existir el contagio desde unos 14 días antes. Durante esos 14 días, la persona aparentemente sana, puede estar pasando el virus a otros. Es por esto que se pregunta con quién se ha estado y dónde las dos semanas anteriores cuando se detecta un caso, sobre todo fuera de China.
Pero veamos datos que es lo que nos puede aportar tranquilidad.
Por un lado, estos virus son «virus de frío, de invierno».
Hasta el momento de escribir este artículo, se habla de unas cifras de mortalidad del 3% de personas infectadas y, quizá pueda variar, pero esa cifra es muy inferior a los datos del SARS del 2003 con un 9,6%, e incluso inferior a los datos de fallecimientos relacionados con la gripe cada invierno. La página de la Organización Mundial de la Salud donde se actualizan los datos, se puede encontrar en las referencias al final del artículo.
En todos los casos, hay que tener en cuenta que raramente estos virus coronavirus son mortales por sí mismos. Si bien unas cepas pueden ser más patógenas, es decir, más agresivas, que otras y crear más problemas que un simple resfriado.
La pregunta no sería tanto quién es más proclive a contagiarse, pues como ocurre con otros microorganismos patógenos, nos podemos contagiar a través de las vías de contaminación habitual en estos casos: boca y nariz. La pregunta es: ¿quién puede desarrollar con más facilidad la infección? Es decir, tras el contagio, ¿quién se enferma más y por qué?
Pongamos un ejemplo sencillo para comprenderlo
Imaginemos un evento, donde hay una comida y uno de los alimentos está contaminado con un microorganismo patógeno, pongamos salmonella, que a todos nos suena pues en verano nos lo dicen por todas partes y sabemos que provoca una de las llamadas enfermedades diarreicas. Seis horas después del banquete, algunos de los invitados empiezan a sentirse mal, como cuando un alimento te sienta mal (es lo que ha ocurrido, porque un alimento estaba contaminado con salmonella), estás revuelto, se te mueven las tripas, qué mal rato, tienes diarrea, debilidad, fiebre… Hasta en el plazo de tres días, ¡72 horas!, podría empezar a haber signos de infección si el cuerpo no ha podido resolverla (eliminar al factor patógeno y reparar los daños).
Como decimos, el cuerpo intenta por todos sus medios eliminar el patógeno y destruirlo. De las personas que se han contagiado, a algunas se les pasará en casa, otras irán al hospital y serán diagnosticadas de salmonelosis. Desgraciadamente, alguna, podría fallecer. El microorganismo es el mismo, la persona (el terreno que se ha contagiado), no.
Veamos los posibles grupos de riesgo en el caso del coronavirus: a priori son los bebés muy pequeños y adultos con complicaciones crónicas.
Sabemos que, si un resfriado se complica y hay diarrea y fiebre, la «deshidratación» es una causa importante de situación de gravedad e incluso de riesgo de mortalidad, máxime en un bebé, en personas de edad avanzada.
Otro grupo más proclive a situaciones de gravedad es el de los adultos que padecen a la vez otras afecciones pulmonares o cardiovasculares crónicas y/o avanzadas que se agravan y descompensan funciones vitales. Y, por último, las personas inmunodeprimidas, sea por afecciones que atraviesen o por tratamientos inmunosupresores. Por eso, se habla de personas en «grupos de riesgo».
Grupos de riesgo:
- bebés,
- ancianos,
- personas con enfermedades crónicas,
- personas inmunodeprimidas.
En los casos de mortalidad asociada al nuevo coronavirus, los casos mayormente han sido adultos con complicaciones.
Antes de continuar, vamos a intentar explicar un poco cuál es estilo de vida de un virus y por qué parece que nos tienen manía a los humanos. Si no te interesa esta parte de convivencia, por así decirlo, puedes saltarte el siguiente apartado. Espero que no lo hagas, porque te perderás algo muy interesante: «Conoce a tu enemigo».
Los virus: hackers celulares
El mecanismo de supervivencia de los virus no deja de ser llamativo y curioso. No en vano, cuando tenemos un problema en el ordenador o la computadora, que se multiplica y crece, estropeando nuestro sistema operativo o impidiendo que funcione normalmente, decimos que «tenemos un virus».
Los virus en el mundo analógico, es decir, en la naturaleza, son seres microscópicos, con distintas formas más o menos complejas. Son simples cajas que dentro tienen su material genético, ni siquiera son una célula, y en la superficie externa «de la caja» disponen de diferentes estructuras a modo de ganchos, pivotes y otros sistemas, para anclarse en la superficie de las células a las que utilizan y entrar dentro de ellas. Los virus, son muy simples y muy complejos al mismo tiempo. No tienen mecanismos para replicarse, no pueden reproducirse por sí mismos, ni unos con otros, no hay virus hembra o macho, no se dividen como las amebas… Entonces ¿cómo es posible que una única partícula de virus cree tantos problemas? ¿No debería morirse y ya está? Pues no. Intenta existir. Si lo piensas, ¡es impresionante! Una pequeña cantidad de material genético (información, al fin y al cabo, codificada en forma de ácido nucleico) rodeada de una cápsula de proteína de forma X y ¡se replica!, ¡hace miles de copias! (Aquí es donde me quedo como siempre pensando… pero ¡qué tíos, que cracks!)
Los virus, como otros seres vivos, desean mantener su especie, es decir, reproducirse. ¿Cómo hace un virus si no tiene sistema para ello?
Muy sencillo: va de cuerpo en cuerpo, con la autoestima muy alta, eso sí, con sus estrategias de alta tecnología y de okupa temporal como todos los virus que llegan a nuestro cuerpo. Algunos, desgraciadamente, se quedan con nosotros durante tiempos prolongados, como los herpes virus, pero no es el caso del coronavirus.
Los virus no afectan sólo a los humanos, como estamos viendo, también a animales, incluso hay virus que afectan a plantas. El coronavirus podría afectar también a tu gato o a tu perro. ¿No estornuda nunca tu mascota? Y te hace gracia… ¿Tiene diarrea alguna vez? Ya no te hace tanta gracia… Al veterinario, muy importante, no lo dejes pasar. Será leve, pero hay que cuidarles.
Bueno, volvamos a nuestro coronavirus.
El coronavirus es un virus de ARN. Esto lo que quiere decir es que su material genético está escrito empleando el lenguaje del ARN, y no según el lenguaje del ADN como el material genético de los humanos o animalitos a los que contamina.
Es un listo que jaquea el sistema de replicación celular nuestro en el sistema respiratorio para crear copias de sí mismo. Vamos, es como un alienígena que llega a tu oficina, verde él, alto, guapísimo con su corona y, con esos dedos tan largos pone en marcha la impresora 3D y hace montones de copias de sí mismo, pero vivas, cada una de las cuales a su vez hará lo mismo. Lo malo es que, en el proceso, agota los materiales de tu impresora y, por si fuera poco, destruye la impresora y la oficina entera. Entra en tus células, usa tu sistema de copiado y replicación de material genético. Para ganar tiempo… modifica respuestas y funciones normales del huésped / host (nosotros o los animales), se multiplica y se pira con su progenie, destruyendo a las células donde se ha replicado, dejando serios destrozos, y allá te las apañes tú.
Las manifestaciones más frecuentes son en principio las de un resfriado en las vías respiratorias altas, como estamos diciendo: estornudos, congestión nasal, malestar, leve sensación de falta de aire, y luego puede aparecer fiebre, se agravan el malestar y la dificultad respiratoria, con debilidad. Si se está en los grupos de riesgo puede provocar neumonía que es una afección grave de los pulmones, afectar a los riñones. El diagnóstico se hace con un kit especial que detecta si es coronavirus o no. Importante: según el país donde estés, si no has estado en las zonas de riesgo en los 14 días anteriores, ni en contacto con personas que hayan estado en las dos semanas anteriores en las zonas de riesgo, parece improbable que sea el nuevo coronavirus.
Si, por el contrario, has estado en las dos semanas previas en lugares donde se originó o donde hay casos, o con personas que han estado en esos lugares en las dos semanas previas… y tienes manifestaciones: acude a tu centro de salud o a tu médico y cuenta específicamente que has estado en tal país, o con tal persona que ha estado en tal zona de riesgo de coronavirus. Se inicia un protocolo especial.
Y nuestro cuerpo ¿cómo se defiende?
Los virus, listos son un rato. Pero los humanos no nos quedamos atrás… tenemos un sistema inmune impresionante que funciona de distintas formas, implicando células y sustancias, un sistema de inteligencia, de comunicación y de toma de decisiones que nos deja pasmados al pensar en ello. Nada que envidiar a la mejor agencia del mundo…
Además, actúa sabiamente según ciclos distintos a lo largo de las 24 horas del día.
Veamos, básicamente tenemos sustancias y células que nos defienden de modo coordinado. Podemos decir que tenemos lo que se llama «inmunidad innata», que es una respuesta rápida, inespecífica ante agresiones. Y, por otro lado, la «inmunidad adquirida o adaptativa». En este caso, cuando hemos pasado según qué agresiones, el cuerpo guarda la memoria de lo que hicimos en ocasiones anteriores ante una amenaza igual o semejante. Hay que pasar por ello, para aprender. No todos los microorganismos o amenazas desencadenan esta memoria y si, además, cambian o mutan de una vez a otra, el cuerpo no los reconoce o la defensa que crea que «pensaba» que iba a ser adecuada, no funciona.
La inflamación es un mecanismo inespecífico de defensa que cumple funciones muy importantes. Puede ser molesta, pero tiene su función. A veces, no os lo voy a ocultar… hay microorganismos que engañan al sistema inmune y se desencadena la respuesta de defensa equivocada o incluso provocan que se cree el entorno adecuado para que puedan seguir viviendo en nosotros. Trucos, ha habido toda la existencia.
El sistema inmune también se entrena… desde que llegamos a este mundo, pero al principio ¿qué pasa?
Os espero en la continuación de este artículo, donde quiero compartir con vosotros cómo podemos prevenir el desarrollo de la infección en este y otros casos semejantes y minimizar, en la medida de lo posible, las manifestaciones y el curso de la enfermedad. El cuerpo es maravilloso, hemos de ayudarle.
La Dra. Nuria Lorite Ayán es Directora y fundadora de Biloba www.biloba.es, directora del podcast La Vida Biloba www.lavidabiloba.com, y editora en el diario digital Long Island al Día, Nueva York, publicado el 29 de enero de 2020
Contacto: nurialoriteayan@gmail.com
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